aurícula derecha, que recibe la sangre venosa de las venas cavas, comunica con el ventrículo derecho por la válvula tricúspide; a su vez, el ventrículo se halla comunicado con la circulación pulmonar mediante la arteria pulmonar, a través de la válvula semilunar pulmonar. La aurícula izquierda, que recibe la sangre arterial a través de las venas pulmonares, gomunica con el ventrículo izquierdo mediante la válvula mitral o bicúspi-de; desde el ventrículo izquierdo se conecta con la circulación general mediante la aorta, a través de la válvula semilunar aórtica. En un ciclo* cardíaco, la sangre penetra en las aurículas derecha e izquierda proveniente de las venas cavas y las venas pulmonares, respectivamente. Parte de la sangre pasa directamente a los ventrículos y el resto llena las aurículas. A continuación, éstas se contraen vaciando su contenido en los ventrículos parcialmente llenos, completándose su repleción. Sigue la contracción de los ventrículos, que cierra las válvulas auriculoventriculares y abre las válvulas pulmonar y aórtica, a través de las cuales su contenido va a parar a las arterias pulmonar y aorta, respectivamente. Durante este tiempo, las aurículas vuelven a llenarse. La eficacia de un corazón depende sobre todo de que estos fenómenos se sucedan en el orden adecuado. El miocardio indiferenciado desarrolla el trabajo mecánico de propulsión, mientras que el miocardio diferenciado, o tejido específico, tiene la función de generar impulsos rítmicos y de conducir estos impulsos, presentando algunas masas anatómicamente diferenciadas: el nodulo sinusal, denominado marcapaso del corazón; el nodulo auriculo-ventricular, y el fascículo de His, que se divide en las ramas derecha e izquierda, las cuales acaban en la red de Purkinje. El músculo cardíaco goza de cuatro propiedades fundamentales: automatismo, contractilidad, excitabilidad y conduc-
